“Se crean nuevas modalidades de subjetivación, del mismo modo que un plástico crea nuevas formas sobre la base de la paleta de que dispone. Dado este contexto, los componentes más heterogéneos pueden concurrir a la evolución positiva de un enfermo: relaciones con el espacio arquitectónico, vínculos económicos, cogestión entre el enfermo y el profesional en diferentes vectores asistenciales, aprovechamiento de todas las ocasiones de apertura al exterior, explotación
procesual de las «singularidades» de los acontecimientos; todo cuanto contribuya a crear una relación auténtica con el otro. A cada uno de estos componentes de la institución asistencial le corresponde una práctica necesaria. No estamos
frente a una subjetividad dada como un en-sí, sino frente a procesos de toma de autonomía, o de autopoiesis (en un sentido algo diferente del que da a este término Francisco Varela)».