"amanece
Oropesa"
Avanzado sueño zozobra,
de ácido humo inquieta,
diáfano surgir despunta,
encallada noche se agrieta.
Transita
Que no asciende,
adolece de otros enseres,
luminosos trazos esboza,
converge, prende, congela.
De
arrecife
Sincronizado faro,
silencioso agota su guardia,
sinuoso foco describe,
pincela reflejos curvados.
Relevo
de luceros resignan
hacia nuevas componendas,
de un despertar ya despierto,
cercana estrella se encomienda.
Encrestados
filamentos titilan,
oscila invacilante
perforando el horizonte,
emergiendo en movimiento.
Celeste
faro orbital,
obturada y vieja estampa
de corazones sucumbidos,
se desprende de añoranzas.
De
parto decrece y muere,
se sabe terrenal,
influjo de cuerpos braman,
de supernova blande su alma.
Perplejos
funden sus miradas
de ingrávidos destellos,
testigo el mar desciende
y sacraliza la mañana.
"Convidado"
Arrojo esta copa de vino,
un sanguíneo fermento,
onírico día festivo,
abatido
En oráculo,
una viña de hojas secas.
Pienso leve ascenso,
sueño que a la tierra vence,
deshoja células e invierte,
que un Dios esquivo,
paciente y libre se confiesa.
De pulsiones alimento,
atesoro movimientos,
Dioniso permanece
Y mi recreo de fuerzas muere
sin aliento ni aliciente.
Claridad fue aquel sueño,
de leve ascenso paladar,
degustado, yerto el censo,
vislumbré un espacio
forcluyó un altar.
"De
tu lenguaje"
a mi
madre
Cristalizando
aquellas aguas
en desplegado llanto acunado,
cuál remanso
fue tu cuerpo,
arrojado, hoy lloro tus besos.
Al
regazo de diez vidas
arropadas bajo tu manto
percibieron aquella luz
semblante que aún buscabas.
Y
elevabas cualidades
desde tu dicha permeable,
tu sentido era al nuestro,
esperanzas, sentimientos...
De
leves pulsaciones
infundiste recreaciones
más que una vida
para luchas y ensoñaciones.
Traspasare
ese lenguaje,
el verdadero muro de tus abrazos,
que tu mirada por sí sola
transciende cualquier prosa.
El
curso de tus aguas
prosigue y habla
persistente riego de geranios,
floreciente infundes almas.
Porque
te tuve
en ti permanezco,
la naturaleza vigila,
de tu verdad son mis gestos.
A
ti mujer
yo invoco,
en tus primeros pasos me sostengo,
de tu ejemplo el cielo sabe,
de amor mujer impregnas
y en tu abrazo yo renazco.
"Del
símbolo al padre"
Veo
a mi madre y te tengo cerca.
De la evocación a la pregunta;
¿Quien dispuso de esta mujer?
Mas
acá se combate el constituirse,
el mantener la unidad y el asirse,
alrededor de aquello que perdiste,
mas allá del símbolo que persiste.
Vagos
recuerdos que no suplen,
quién pudiera ser mas allá,
que como arropados al símbolo todos cumplen.
Yo
la escuchaba..,
Se forjaba la coherencia,
El símbolo saciaba
Y suplía la carencia
Se
quebró la coherencia,
Se juzgo la inocencia,
de sus vivencias,
desprotegido y sin licencia.
Desorientado
sigo buscando,
mi quehacer arrastrado y empujado
mas allá de lo simbolizado
al ser que un día fue guiado.
Al
recuerdo abrazado,
estaré siempre abocado,
imaginando al legislado,
de corazón avivado,
al padre que me ha engendrado,
aquello que fue
más allá de lo simbolizado.
"imagen"
Imagen que se disuelve y volatiliza
aún quiero apresarla un instante,
después,
restablecer el monótono deambular.
En
la carne irascible dejó una marca
que despierta mundos creadores,
compele
hacia nuevos trazos
pero se disuelve
..esa
imagen,
aún quiero apresarla.
"Me
asomo.."
Cual
forma de estar así..
me planté en el mundo.
¡Déjate los dedos!
mi madre alertó,
que después reprobó,
con látex,
la compulsión amordazó.
Todo momento,
es mi nacimiento,
cuando conduzco,
cuando presiento,
esperpento y boquiabierto,
la automutilación.
¡Déjate las manos!
Mi compañera vigila constante,
mi seguimiento,
de ansiedad este oleaje.
Ellos
saben..
estos dedos, este cuerpo,
de extensiones sangrantes,
sin acción ni movimiento.
No me asomo a mi rostro,
me asomo a mis manos,
descuartizadas..
de vida redimida,
por lo que hicieron,
por lo que no hicieron.
¡Niño
déjate los dedos!
"la
tercera persona"
Como al cuerpo muchos dedos
los abraza un solo espíritu,
de amor tan genuino
trece vientos a los corintios.
Ritualizadas fases de un corredor,
ráfagas oxigenadas vigiladas,
impidiendo la autoinmolación,
incrementando el aislamiento,
resguardando el procedimiento.
Es el último beso
de la humanidad para el reo,
un soplo inyectado,
barbitúrico concatenado,
de amen y anestesia,
expían sus arterias.
Sana coincidencia,
día de Pentecostés,
exhalaba el espíritu,
de rojo desapercibido,
la tercera persona,
de hoy y de antes de ayer.
Por vergüenza o caridad
veo objetos con almas
que jamás evocaran,
despojos de honestidad.
Pedagogos apresurados,
bajo un mismo techo,
los hubo bien inspirados,
de rachas azotando derechos.
Medios
incruentos
de puritanismo ascético,
restablecen el orden
bajo todo misterio,
a sus dedos y a su cuerpo.
inclemente la pluma
escribe la ley,
de concesiones y amonestaciones,
según su espíritu
entre tantas personificaciones.
Mi pasaje al acto concluyó
pero el viento me invade,
constantes noches invocado
de algo no interiorizado.
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Contra
la pena capital
porque no entiendo el párrafo 2267 del Catecismo
de la Iglesia Católica, ..solo lo intuyo.
Godella
4 de Agosto de 2004