El
profeta despierta,
vive
sueños sin tiempo
realidades
extremas.
El
profeta en azoica soledad deambula;
ruinas
de ciudades de lo que fue,
de
lo que será.
El
profeta camina y atraviesa muros, personas,
con
su mirada perfora cielos.
El
profeta ve y ese ver lo compromete
con
augurantes presentes.
Toma
y ofrece el elixir de la memoria.
Ritual
de la sangre.
Ritual
de la danza.
Ritual
de la vida.
El
profeta vive ensoñado:
realidad
de la libertad primera y última.
eligiendo
la vida como maestro
la
historia sigue sus pasos.
El
silencio habla.
La
luz se desparrama dando cabriolas,
los
astros sonríen al ver cumplidas profesías
y
cuando
la voz se hace carne se garabatea la esperanza.
Salud,
una visión ecopsicológica
Introducción
Para
comenzar esta exposición referida a Salud y esta particular
visión ecopsicológica, se me hace necesario poder determinar
a modo de meseta el alcance de este término que llamo ecopsicología.
En
torno a esto dedicaré esta parte del escrito a entrar en la
dimensión cuerpo.
El
siglo que hemos comenzado a transitar trae consigo los efectos
de la modernidad, poder reflexionar acerca de esto dará pautas
de comprensión de manera de ir abriendo puertas a nuevas dimensiones
de percepción y así tomar posición en torno al tema. Abocado
entonces, a desandar –un tramo- de esta
compleja y multifacética madeja de conceptos, metáforas
que han organizado la concepción moderna del mundo, desde
diversas disciplinas entre ellas la filosofía, la psicología,
la teoría literaria y crítica del arte, entre otras, han puesto
la mirada sobre el discurso moderno referente al sujeto.
Señalando
de manera epistemológica el cuestionamiento de la distinción
clásica sujeto-objeto, su relación cuerpo-mente. Cuestionando
en el pensamiento moderno la supuesta independencia de cada
uno de los términos planteados de manera polar, segmentado
y necesitado de certezas en que han sido pensados como separados
y desconectados entre sí.
Planteando
esto, nos adentramos hacia la experiencia de transitar un
nuevo espacio cognitivo donde la polaridad binaria planteada
en un momento entre cuerpo-mente; sujeto-objeto; materia-energía
como dicotomías, es aborda desde la paridad independiente
y multicorrelacionadora. Sujeto en un devenir heterogéneo
de otro, no capturado por la sobrecodificación.
Se hace necesario, imprescindible –dado el momento-
redescubrir el significado fundamental de la relación sujeto-mundo,
y en este sentido comunicar la experiencia humana.
Las relaciones entre las personas y las
de los individuos con el universo, pueden alcanzar una conciencia
depurada de datos muertos en compartimientos estancos, a fin
de abordar un mundo cada vez más complejo y más
necesitados de seres que en actitud multidimensional se desenvuelvan
confluyentemente.
Para
comenzar este desarrollo, tomaré, al “todo”, de manera de
aportar a un contexto donde en el cual
las partes a medida que se van relacionando, pueden
ser comprendidas desde una perspectiva diferente, es decir,
en relación unas con otras y con el todo. Ir arrimando, sumando,
deviniendo que la suma de estas partes es más que el todo.
Para
eso –a modo de planteo de camino- pautemos un recorrido que
además de denunciar y anunciar nuestros pasos, permita en
un juego infinito abrir líneas de fuga. Pues, en este sentido
considero el no caer en el enfoque lineal o secuencial para
favorecer otro que permita cuantas veces sea necesario el
volver atrás, aunque a diferentes niveles, sobre lo plasmado
como material de trabajo y que por otro lado de una u otra
manera ha sido asimilado, comprendido.
De
tal modo que la geografía se tornará e irá cubriendo con material
permeable, con accesos en aproximaciones sucesivas siguiendo
un camino en espiral-laberíntico multiaccesible.
La
sociedad –tal como la conocemos- no es un cuerpo aislado que
pueda o deba ser mirado en forma unidimensional, en tal sentido
lo dicho líneas arriba lleva al encuentro de tomar a la misma
como una totalidad donde tienen cabida y se integran diferentes
disciplinas con múltiples niveles de complejidad. Poniéndose
de relieve la multiplicidad de los valores culturales e individuales,
lo relativo a lo que concierne a la concepción del mundo y
de la manera en que cada situación social se expresa en cada
individuo. Esto pone de relieve conceptos de límite, causalidad
recíproca, interdependencia y equilibrio dinámico en el estudio
de los sistemas complejos, integrando noción de tiempo, biología,
economía, ecología. Para ello, lo natural y sus reinos pueden
propiciar un momento para preguntarse ¿Qué animales viven
en relación simbiótica? ¿Qué se puede decir del ciclo del
agua en la tierra? ¿Tiene alguna relación con otros sistemas?
¿Cuál es la impronta humana?
A
escala individual este proceso debería examinarse desde una
perspectiva histórica trazando su desarrollo a través de las
etapas de industrialización y de los nuevos avances científicos,
todo en relación con la época actual en que el contexto global,
especialmente el referido al medio ambiente y recursos naturales
ya que exigen nuevas definiciones y el diseño de alternativas.
Llevando al mundo de lo cotidiano la cuestión de calidad de
vida y qué se quiere decir con ello y la implicancia del sujeto
en todo esto, a modo de aprendizaje se tornará una real actividad
perenne de toda acción siendo un medio para disfrutar, sentir,
producir, objetivar y contribuir, como así también una oportunidad
para alcanzar una conciencia más profunda de las relaciones
del ser humano con su mundo. Jugándose en lo social lo multidimensional
tendiendo a plantear en las más amplias implicancias de las
acciones personales, la manera de enfrentar y concretar un
mundo cada vez más complejo en el que cada dimensión con sus
diferentes áreas está inextricablemente conectada a otras.
Para
abordar este entramado social gestado en fin de siglo, es
importante agenciar un nuevo espacio cognitivo donde se tenga
en cuenta el cuerpo emocional y la mente corporalizada, me
atrevo a incluir también al espíritu imprimiendo sentido.
En
este aspecto, el cuerpo entra en escena desde una experiencia
social e histórica-comunitaria atravesando dialécticamente
multiplicidades del imaginario colectivo.
Es
decir, cuando hablo de cuerpo doy cuenta de lo encarnado en
rol y función. Cuerpo de padre, madre, desde lo epistemológico,
como cibernauta, como psiconauta, amantes etc. Y es así que
se podrá producir sentido con relación al cuerpo desde lenguajes
como la pintura, escultura, fotografía, computación animada,
la danza, los rituales ancestrales ya algunos de ellos olvidados.
Cuerpo que al roce de epidermis conjuga suma de deseo... línea
de fuga.
Si
salimos del mundo positivista, que ha sostenido la distinción
entre un cuerpo material e independiente, las cosas dejan
de ser objetos puros del mundo físico y pasan a ser objetos
de experiencia. De una experiencia humana de interacción en
contexto, constantemente atravesada por la peculiar corporalidad,
la peculiar cultura, emociones y hasta el propio lenguaje:
lo heterogéneo produciendo subjetividad.
Al
respecto, quisiera destacar la importancia de la construcción
de paradigmas que abran puertas a un importante campo donde
no sea separada la experiencia, la cultura, la biología y
el lenguaje. Dando paso e inaugurando un camino donde tenga
lugar el pensamiento complejo, permitiendo producir herramientas
para lo diverso estableciendo diferencia desde el pensamiento
contextual.
Comprendiendo
la inteligencia en dimensión a reconocer la transmultidimensionalidad
y su misma dimensión compleja de este modo de interacción
en el ambiente humano y su mundo, generando herramientas que
permitan poner en relieve la importancia de lo diverso.
Sujeto
encarnado... el verbo habita entre nosotros
El
hombre en lo referente a su cuerpo y sus funciones fisiológicas
pertenece al reino animal y se mueve en un medio que le es
propio de acuerdo a una historia que tendrá que ver con lo
hereditario.
Este
animal se mueve y forma parte de la naturaleza, obedece a
leyes biológicas que le son naturales y vive en completa interdependencia
con el medio que le es natural.
Cuando
el animal trasciende la naturaleza y se posesiona en la misma
se emancipa, la vida adquiere conciencia de sí misma y con
su razón e imaginación rompe una armonía, característica,
por otro lado, de la existencia animal.
Y
aunque forma parte de la naturaleza es extraño a ella, aún
compartiendo el medio en el que otras criaturas se desarrollan.
Al tener conciencia de sí mismo se da cuenta de la importancia
de acceder a su lugar y descubrir como éste cargado de limitaciones
lo obliga a no detenerse en resolver la eterna dicotomía de
su existencia, entrando y saliendo de situaciones, permaneciendo
por añadidura en un estado de desequilibrio constante; inevitable
y signo de movimiento constante en un medio que -también- cambia constantemente. En ese sentido
la especie humana no puede repetir un patrón predeterminado
que marque cómo tiene que ser vivida la vida..., ésta se va
encontrando en su mismo caminar.
El
nacimiento del hombre ontológica y filogénicamente hablando
lo carga en su intimidad más profunda de negatividad. Pierde
su unidad con una naturaleza que lo acosa como cuerpo extraño
a sí misma, sintiendo la “ira de Dios” en palabras de Rodolfo
Kusch. Tiene que construir nuevos instrumentos que sustituyan
al instinto, naciendo y dando nacimiento de esta manera al
sí mismo; acontecimiento fundante de la humanidad. Cuando
el hombre trasciende el umbral de lo instintivo deja de ser
animal y comienza a escribir la historia de la especie Homo
Sapiens. Esto coloca al humano en la cuestión que el nacimiento
no es cosa fácil, implicando todo un proceso complejo e interdependiente
en lo ecosocial.
Cada
movimiento está implicado en un juego de renuncia que abre
puertas pero también imprime temor a lo desconocido. Karl
Marx partió de la idea de que el hombre es un ser reconocible
y determinable pudiéndose definir como tal biológica, anatómica
y fisiológicamente mas psicológicamente.
Y
distingue dos tipos de impulsos los constantes, que obedecen
a mantener a la especie: la reproducción y el hambre. Los
instintos que deben a su origen a ciertas estructuras sociales
y a ciertas condiciones de producción y comunicación. Dando
como ejemplo la necesidad de dinero como la necesidad creada
por la economía de mercado, como la necesidad que este tipo
de modelo crea.
El
hombre, ya inserto en la historia conoce al mundo y varía
su curso en la historia, se automatiza a través del proceso
de su trabajo y su producción y para que esto tenga lugar,
es decir: conocer al mundo, el hombre tiene necesariamente
que apropiárselo.
Cuando
el hombre no puede captar al mundo y éste permanece ajeno
a él, se experimenta al mundo y a sí mismo pasivamente, decir
como sujeto separado y alienado del objeto. Muy especialmente
en el proceso del trabajo en la sociedad capitalista el hombre
se enajena de sus facultades creadoras, constituyéndose los
objetos fruto de su trabajo, en ajenos e independientes del
productor, descubriendo la condición del hombre como un engranaje
mas que sirve solo al sistema de producción y no éste al hombre.
El
cuerpo aparece como central situándose en medio del torbellino
expresando el malestar y el desequilibrio, lo que no funciona
poniendo en tela de juicio en su concepción más abarcativa
a la Oikoumene.
De
esto depende la salud y ésta del concepto que se tenga de
la naturaleza humana. Las necesidades que el hombre comparte
con el animal son por supuesto importantes ya que de ellas
depende que perdure y se proyecte como especie en tiempo y
espacio, estas necesidades adquieren cierta dificultad ya
que el camino a transitar para encontrar, al menos la punta
del ovillo, la encontramos en el modo en que esta sociedad
está organizada y de cómo esa organización determina las relaciones
de los hombres que viven en ella.
Transitando
la transmultidisciplinaridad el conocimiento implica interacción,
relación, transformación, interdependencia y co-evolución.
Implica una ética-estética del estar.
Es
en este punto que desde lo contemporáneo se lleve a pensar
en un cuerpo multidimensional es decir: un cuerpo material
y energético, racional y emocional, sensible y mensurable,
personal y vincular, real y virtual atravesado por www,
lo llamaría un “hiper-cuerpo-vincular”. Y en este sentido
abriendo posibilidades a “ver”, “escuchar”, “sentir” con todos
los sentidos y organos vinculantes a un espacio propio donde
se vive –espacio nave Gaia-, entorno cambiante y propiciatorio
a la experiencia mutatis mutandis en la relación de este sujeto
encarnado y su mundo, que a diferencia de los presupuestos
de la modernidad (cuerpo máquina), este cuerpo vivencial no
es abstracto ni ajeno de la experiencia como sujeto ético-estético-político.
Cuerpo
vivencial que en tanto entramado, constitutivo de un territorio
autónomo y ligado al entorno con el que produce permanente
intercambio de conocimiento, miríadas de datos a procesar.
Participando así el sujeto de cambios y transformaciones.
Como
sujeto encarnado en un estar (bien-estar) diferenciado profundamente
del sujeto fragmentado y polarizado, se desarrolla en una
trama evolutiva y está ligado a experiencias sociales y personales,
a agenciamiento de nuevas tecnologías, a complejas relaciones
físico-químicas, biológicas y su comunicación en sistemas
abiertos. Relacionado con la riqueza de perspectivas geográficas
donde convivir y que otro mundo es posible, el sujeto encarnado
(reconocido como tal) disfruta del poder de la co-creatividad
y de la elección. Pero debe dar cuenta del mundo que ha co-creado
y esto lo coloca en el estar ético-estético-político... comprometido.
Salud
ancestral... salud
La
psicología es social y como tal, incluida en una compleja
trama de relaciones transdisciplinarias. Es de este modo que
tomo como tema la salud en tanto que atañe a terapeutas que
actúan a favor de la salud y en calidad de elevar de manera
solidaria la calidad de vida. Salud que se determinará en
tanto y en cuanto tengamos presente el dimensionamiento de
sujeto, éste tomado como una unidad Bio- Psico-Social-Espiritual,
interactuando en sistemas solidarios y de relaciones abiertas
en permanente intercambio con otros sistemas.
¿Por
qué se hace –desde esta ponencia- dimensionar al sujeto y
su relación con la salud? Pues estamos viviendo en un mundo
que cambia de manera avasalladora, tal es como suceden estos
cambios que por momentos no se llega a tener parámetros para
redimensionar lo que es. Y esto está íntimamente ligado a
la salud. Como forma de estar como manera de posicionarse
en una determinada dimensión, por lo tanto como una manera
de ser que deviene ética.
Entonces
de esto se trata la visión ecopsicológica de la salud. De
la manera en que reconocidos ya como sujetos tomamos relación
y posición en un sistema determinado. Oikos que en griego
determina el lugar de hábitat, casa y en su acepción ecológica
de ecología profunda, social donde el sujeto se cuestiona
acerca del derecho a existir dentro del entramado de los miles
de miríadas de posibles estéticas que a diario se presentan.
Esto
requiere de un ejercicio que a diario se presenta y que no
siempre se está a la altura de la circunstancia y es el de
abrirse de certezas estableciendo diferencia y descubrir o
redescubrir nuevos y múltiples decires en nuevas expresiones
de subjetividades.
El
sujeto cartesiano se enfrenta a un mundo donde las certezas
lo llevan a perderse para, en ese ejercicio, la posibilidad
de encontrar-se en su ser y estar, mas junto a otros en lo
comunitario poder dar forma al deseo y co-crear junto a Gaia.
Concepto que relaciona al sujeto con el lugar donde vive y
se recrea de manera infinita, para los griegos la tierra –Gaia-
es un órgano viviente y todo lo viviente en todos los reinos
de la naturaleza, somos el canal, los nervios y órganos de
ésta
Pacha-órgano,
de ahí la importancia de poder establecer elementos que permitan
un abordaje transdiscipliario en torno a la manera de poder
restañar la unidad en la biodiversidad, unidad perdida en
cada certeza que estratifique el conocimiento del sí mismo
y su medio ambiente. Unidad que dista de la uniformidad.
Así
las relaciones sociales, el ambiente y la suma de subjetividades
tienen clara influencia sobre la salud y si tomamos el término
salud como la posibilidad de adaptarse creativamente al cambio
–llamemos
crisis a modo de peligro y oportunidad- éste amplía su dimensión
cartográfica permitiendo un abordaje abierto, estableciendo
y diferenciando sistemas para poder así desde la diferencia
relacionarlos en torno al proceso de salud. Tema íntimamente
ligado al respeto por la Pachamama y todas las manifestaciones
de vida. En este estado de cosas se establece que la relación
con el medio ambiente –Pachamama, Gaia- está estrechamente
ligado a una sutil, profunda e íntima relación con la propia
naturaleza humana.
Lo
ancestral de la salud
Los
pueblos originarios han establecido códigos relacionales con
los elementos de la naturaleza, los ríos, las plantas, los
animales, los astros, etc.
En
esta cosmovisión el ser humano, el habitante de Gaia, está
inmerso en un mundo poblado de seres vivos, donde él como
ser vivo y humano forma parte de una cadena vital con la que
tiene intercambios benéficos o maléficos. Y es con estas fuerzas
que se intenta establecer relaciones que favorezcan la salud,
individual que se manifiesta de manera comunitaria en sus
variadas formas de desarrollo... en suma un bien-estar en
contraposición al malestar caótico de las fuerzas de la naturaleza.
Así
la salud no es solamente un buen estado físico sino armonía
con el entorno visible e invisible. Somos naturaleza, cuando
se habla de peligro llamando la atención a que la tierra va
a desaparecer debemos preguntarnos si es así y si quienes
están en peligro no son estructuras que sostienen formas dicotómicas
de relaciones, fragmentando la bio-unidad natural capturando
deseo.
La
tierra, a cada momento y en todo lugar está recreando o creando
y ampliando su forma de relacionarse entre los múltiples sistemas
que la componen. Cuando el hombre confundido creyéndose ajeno
a la tierra, algo diferente a ella establece una distancia
no favorable a su comprensión establece relaciones desde el
mal-estar. Un estado no saludable complicando su manera de
estar y por lo tanto de ser en la Pachamama.
El
legado de los pueblos originarios nos presenta el término
salud emparentada con un “estar” integral y comprometido con
el momento histórico y de ésta manera una postura existencial,
comprometidamente política (ver anexo)
Planteado
esto, la manera de agenciarse del conocimiento compromete
desligar representaciones preestablecidas en pos de mapas
de subjetividad. En su cosmovisión los pueblos originarios
nos remiten a una manera particular de establecer el parámetro
de adquisición de conocimiento por lo tanto la manera de establecer
un bien-estar (salud), que siempre –repito- es comunitaria.
Se bien-está cuando la tierra devuelve en frutos benéficos
su interacción con el hombre que la orada.
Para
quien experimenta este tipo de relación con la naturaleza,
con el entorno en el que está inserto en el colectivo social,
puede comprobar que la experiencia es personal y que hay una
forma especial con la que el individuo se relaciona, pero
su edificación será comunitaria-colectiva.
Sólo
si se es capaz de tener una fuerte experiencia comunitaria
se es capaz de aprender a aprenderse, de mutar junto al tiempo
y poder ser un co-creador junto a quien constantemente está
estableciendo nuevas formas de vinculación; la tierra cambia
y hasta la tierra reclama por esa unidad
El
grupo, la comunidad como forma de expresión de ese bien-estar
pasa a transrelacionar elementos que en su aparente forma
no lo están. Cuando
se “sana”, se sana y se cura al cuerpo social en el que se
está. Se restaña la forma de poder proveerse de alimento,
de obtención de caza y pesca, la manera de poder cultivar
mejor el campo, la mejor forma de encarar un trabajo que tenga
en cuenta la armonía del medio ambiente cualquiera sea éste,
la manera de poder ser generadores de proyectos que tenga
por actor a quienes busquen verdades a partir de relacionar
signos. O, la mejor manera de encarar el futuro en lo colectivo,
recontratando la suma de subjetividades.
Es
aquí donde este estar o bien-estar se emparienta con el derecho
a la salud, el derecho a levantarse y ser levantado del estado
de captura en que se encuentra quien presa del autoritarismo
es cargado con falsos dioses que como en la histórica conquista
traen objetos que intentan llenar un vacío alejando al sujeto
de su relación con su medio y su naturaleza, alienando y fragmentándolo
en un salto de tiempo sacado de su devenir histórico, capturando
al deseo (momento reproducido en la revolución industrial).
Cuando
esto sucede, deviene máquina de guerra, resistencia micropolítica
que enfrenta en línea de fuga la usurpación de la sobrecodificación
y la captura.
Es
en este sentido que los pueblos originarios son máquina de
guerra, fluyendo en el río, el aire la montaña, al construir
terrazas para sembrar. Siempre mutando siendo ser. Otro posible,
propiciando encuentros con lo inconsciente en la producción
de deseo. Sentando precedente en una particular manera de
hacer camino al andar.
Corte de ruta para transitar otros
caminos
También
podría decir la imaginación al poder. El “estar” de estas
páginas intenta establecer una dimensión de lectura estableciendo
la diferencia, de presentarse ante lo hegemónico y homogéneo
que en su afán de llenar el vacío existencial intenta tapar
con objetos que ponen en funcionamiento la máquina abstracta;
la pregunta que se me presenta es ¿Cómo poder hacer de esto
un devenir de nuevas y múltiples posibilidades?
Excitar
los sentidos, ver con las manos, con los pies con la vida
que bulle y se agita en cuerpos que se balancean al compás
del kultrun. De danzas que dibujan nuevo mirar en nueva canción
Somos
este estar, la naturaleza salvaje y primitiva que forma parte
de este andar, de esta afanosa búsqueda por cierto interminable,
nunca acabada e imposible de colocar en la vidriera de un
talk show para su venta a modo de easy ready de respuestas
rápidas y prefabricadas. Parte del encuentro y confluencia
de la vocación del hombre por ser, descubrirse co-creador
y testigo válido del devenir colectivo.
Somos,
decía, el lugar de lo que no existe... el lugar del deseo
como presencia de este estar en lo que no existe; de aquí
que ante la arrogancia de la certeza se corte la ruta trazada
(impuesta) donde se enarbolan y sobrecodifican subjetividades.
Para, así, descubrir otros caminos posibles abierto al otro
distinto y al colectivo heterogéneo convocando e invocando
la multiplicidad en el nosotros.
Postura
de vida, íntimamente vinculado al “estar” al culto a la Tierra
al Sol a todos los elementos, legado de los pueblos originarios
en orden a la cultura del disfrute. Pues las cosas no tienen
que ser útiles sino dar placer, que en su infinita creatividad
deviene máquina mutante cambiando el ya –hoy- que es mañana.
Por
supuesto que todo esto es vida ya que la vida no es o no existe
solo por ser práctico el vivir, sino que tiene que ver con
la forma de estar y ser feliz.
Lo
práctico –según San Agustín- tiene que ver con del des-frute,
lo útil como medio para un fin, los objetos carentes de espíritu
y que capturan a la máquina de guerra en el intento de reemplazar
a la naturaleza y de arrancar al hombre de la cosmogonía mítico-mágica
donde todo tiene vida y en este espíritu todo en fulminante
y poética relación. Objetos que responden a necesidades y
a la cosa útil.
Disfrutar
viene de fruto y éste del verbo latino frui que es gozar de
un bien deseado por el gusto y la promesa del goce prometido.
De la herramienta que, es utensilio y determina la forma en
que el hombre se relaciona con su mundo y expresándolo a éste.
Invitación
al fluir en la reterritorialización de nuevos amaneceres,
Con
la luna,
Con
el sol pintado de estrellas...
Amando,
mientras se juega el gran juego.
Anexo
Wiphala,
unidad en la diversidad
La
patria ancestral de los Qhishwa-Aymaras cuenta entre sus emblemas
más importantes a la sagrada Wiphala, compuesta por los siete
colores del arco iris. La Wiphala es el símbolo de identificación
nacional y cultural de los andes amazónicos, es el emblema
de la nación colectivista y armónico, la representación de
las actividades diarias del hombre andino en el tiempo y en
el espacio. La Wiphala es el emblema nacional de la civilización
andina, antes, durante el periodo inca y hasta nuestros días.
La Wiphala era utilizada desde muchos siglos en los trabajos
agrícolas, fiestas solemnes, actos ceremoniales y culturales
y en todo acontecimiento social del hombre andino. De acuerdo
a las costumbres y tradiciones andinas, siempre está izada
en todos los acontecimientos sociales y culturales, como ser:
encuentros comunales, matrimonios, cuando nace un niño, cuando
se realiza el ceremonial de bautismo de un niño cortándole
el cabello, en los entierros. Luego de la derrota a los comunarios,
las autoridades de la corona española prohibieron el uso de
este emblema. Las Wiphalas fueron quemadas en todas partes
y quienes las enarbolaban fueron perseguidos y desterrada
la palabra de diccionarios bilingües.
Así, Wiphala es un símbolo de resistencia y rebelión durante
el periodo colonial.
Expresa hoy en día, la recuperación del patrimonio y soberanía
territorial, autodeterminación de los pueblos y el colectivo
social, superando el actual sistema individualista y egoísta.
La estructura y composición de los colores de la Wiphala constituye
una forma simétrica y orgánica. La formación de siete colores
del arco iris, es el reflejo cósmico que representa a la organización
del sistema comunitario de los Qhishwua-Aymara.
Es la expresión de las relaciones socioeconómicas dentro del
sistema de existencia de hermandad en reciprocidad y solidaridad
humana.
Por
tal motivo la Wiphala tiene cuatro lados y siete colores de
proporción igual, significando la igualdad en la diversidad
de los pueblos andinos. Representa los medios de producción
y distribución de los mismos a cada uno según su necesidad
y capacidad.
Tiene 49 cuadros y siete colores unidos, que representan a
las markas y suyus: unidad en la diversidad geográfica de
los Andes.
La
figura ajedrezada de la Wiphala lo leemos de izquierda a derecha,
de abajo hacia arriba en su posición vertical, horizontal,
diagonal y oblicuo, para comprender nuestra relación de la
sociedad con la naturaleza.
Significados
de los colores de la Wiphala
Rojo:
Representa al planeta tierra (aka-pacha), expresión del hombre
andino en el desarrollo intelectual, es la filosofía cósmica.
Naranja:
Representa la sociedad y la cultura. También representa la
preservación y procreación de la especie humana, considerada
la más preciada riqueza patrimonial de la nación. Es la salud,
medicina, educación.
Amarillo:
Es la energía y fuerza (ch’ama-pacha) expresión de los principios
morales del hombre andino, es la doctrina del Pacha-kama y
Pacha-mama: la dualidad (chacha-warmi), las leyes y normas,
la práctica colectivista de hermandad y solidaridad.
Blanco:
Representa al tiempo y a la dialéctica (jaya-pacha), expresión
del desarrollo y la transformación permanente. El desarrollo
de la ciencia y la tecnología, el arte, el trabajo intelectual
y manual que genera la reciprocidad y armonía dentro de la
estructura comunitaria.
Verde:
Representa la economía y la producción andina, es el símbolo
de las riquezas naturales, de la superficie y el subsuelo.
Tierra y territorio, asimismo la producción agropecuaria,
la flora y fauna, los yacimientos hidrológicos y mineralógicos.
Azul:
Representa al espacio cósmico, al infinito (araxa-pacha),
es la expresión de los sistemas estelares del universo y los
efectos naturales que se sienten sobre la tierra, es la astronomía
y la física, la organización socio económica, político y cultural.
Es la ley de gravedad, de las dimensiones y los fenómenos
naturales.
Violeta:
Representa a la política y la ideología andina, es la
expresión del poder comunitario y armónico de los Andes; el
instrumento del estado como una instancia superior, las organizaciones
sociales, económicas y culturales, la administración del pueblo
y el país.
Wiphala
propiedad de la nación originaria, es decir de los Qhiswa-Aymaras,
Guaraníes... de todo el pueblo. Símbolo de las clases explotadas,
oprimidas y marginadas, es la representación de las mayorías
nacionales.
La Wiphala es la bandera del Pueblo Aymara que por más de
1000 años ha estado presente en trabajos agrícolas, en fiestas
solemnes, en actos ceremoniales y en forma posterior como
símbolo de resistencia al invasor. Actualmente, continúa siendo
izada en todo acontecimiento social, en los actos cívicos
y en los trabajos comunitarios.
Por
lo tanto, la Wiphala es la manifestación de la filosofía y
cosmovisión andina. Su diagonal blanca representa la conjunción
de dos partes distintas u opuestas pero complementarias y
armónicas entre sí. De esta dualidad se conforma la unidad,
como el chacha-warmi (matrimonio).
Asimismo, esta bandera es la expresión del calendario
cósmico y constituye un instrumento de medición astronómico
y matemático que los antepasados usaron para controlar y registrar
los movimientos de la tierra en relación al Tata Inti (sol)
y la phax’i (luna).
En conclusión, por la disposición de sus siete colores unidos
en la misma proporción la Wiphala es la expresión genuina
de la unidad e igualdad en la diversidad, es la armonía en
la diferencia de los pueblos.
La
tierra tiene poder
Cambia
con
sereno movimiento navega
destaca
su presencia,
interpolando
sonidos silenciosos
presencias
mudas de otras miradas.
Luz.
Color
La
rueda gira.
Torbellino
salvaje.
Emociona
sentidos.
Extrema
prudencia.
Lo
femenino escenifica su presencia
Mostrando
luz.
Lo
masculino se muestra sol
Para
ser luna.
La
tierra gira y da mas vueltas.
Tiene
poder.
Cósmica
danza.
Marcando
sístoles y diástoles puedes verlo.
Con
ella danzamos
En
ella soñamos.
Wamani
Bibliografía
América
Profunda. Rodolfo Kusch. Editorial Biblos, 1999.
Chaosmosis,
an ethico-aesthetic paradigm. Felix Guattari. Indiana University Press, 1995.
A
thousand plateaus –Capitalism and schizophrenia. Felix Guattari, Giles Deleuze. University of Minnesota Press, eighth printing
2000.