Ser
poeta es saber dejar la palabra
No
somos poetas ni por cercar la imagen
ni
por la onda asociada de palabra y voz
en
circuitos de incertidumbre ontolōgica-gramatical.
Para
situarnos en el tropel de la ausencia
proviene
una cordura de la poesėa;
mas
no la escuchamos.
De
quč servirėa engalanar el mundo
si
no se puede repetir el mās mėnimo gesto
de
alcanzar una cometa en su vuelo mās rasante.
De
quč vale el masaje de la mųsica mās transitiva
si
no se detiene la rotativa de las noticias ahėtas de
los humos de sangre.
De
nada nos ocupa la cordura
en
analecta de abrazos y pucheros
pues
no todo es alegrėa si no hay embelecos y sumideros de afān.
No
somos poetas cultivando clorofilas en el espacio entre dos
espinas de cāctus
si
no regamos la arena del desierto para construir relojes
asė sea no automāticos.
Asė
pues, escribāmos las estelas del agua
cuando
el pez huye del anzuelo;
hagāmos
brotar la espina dorsal del equilibrio
en
un vacėo de plena cuerda floja.
Maņana
dormiremos nuestros mųsculos
en
un yunque apartado y herrumbrado;
maņana
se dirā nuestra palabra
y
se paladearān nuestros veneros
en
la corriente de dos manos de recičn enamorados.
Y
se incrustarān los caracoles en la bala
para
que la armonėa pacte su fuga hacia el caos.
Si
no somos poetas
escribamos en los quicios de un barco anclado
en
el momento en que la tierra tiembla
y
los volcanes dicen su palabra de rojo y amarillo revolcada.
Volquemos
la magia de aceptar las cosas danzando su ųltima batalla;
crucemos
a nado los puentes que se construyen
por
empujones del agua de una orilla a otra orilla
en
remolinear espesuras de su turbio
sin
huella calzar alguna ruta.
Sin
huella calzar alguna ruta,
rompamos
los diques enconchados en espera
o
la espera esferada en diques de silencio y gruta,
o
simplemente, la espera que vemos como construcciōn de diques.
Sin
huella trazar calza alguna,
tracemos
coincidencias relievadas en estrellas fugaces;
parchemos
un empuje de reciclaje
sobre
materias no renovables
para
conjuntar valor de uso y trabajo inmaterial
en
las costras de la estčtica.
Y
si nadie parcela, de aquė en mās,
el
nųmero de soles
con
dėas entablados a sus nųcleos de helio,
y,
si
el halcōn y el petirrojo
no
corretean
"jugando
a la floresta",
no
mās miremos
por
la hierbas que se secan
el
fuerte temporal no angostado de brotar las fiestas
de
los que se echan a gozar un revolcōn de verde y picazōn;
no
mās
dejemos
la palabra
librada
al fragor de los sentidos
y, entretanto,
que
se sequen las lāminas de los libros
y
no seņalen las estadėsticas la extinciōn de otra especie;
con
lo que la que solidaridad se rinde
ante
la estadėstica
como
se rinde, !parcialmente!, la vida ante la parca.
De
este modo, sin cordura
ser
poeta serėa dejar la palabra.
De
este modo, sin cordura,
dejarėamos
plantada a la poesėa
para poder dejar la palabra
y ser poetas de la no poesėa.
De
este modo,
ya
no querrėamos ser poetas,
pues
no hay nada mās soso que ser asė.
Uno
y el mundo
Estás de pie escuchando a la gente.
Zumba como un ligero manto:
no estás en el mundo, no hay mundo.
Hay sustentáculos de cosas diversas en diversos empalagos.
Estás de pie mirando
al acecho
de una oportunidad
para romper el hielo
que habita
entre tu percepción
y una subjetividad implantada a la zaga de la noticia del
día.
Quieres sortear tu número cabalístico entre
todas tus ganas de vivir.
No hay más crecer logarítmico
en tu estar de pie
ante tus impulsos,
y mirar y escuchar, algebráicamente,
los guarismos del montón de fibras
con que te conectas
al resto del universo que tu mentas como pasos.
BEN BASAYEV PUTIN
¿Universo?
Paquete de frioleras fibras
de cosas en descomposición;
de real cifrado en nada...
¿El mundo?
Una cháchara envuelta en imágenes
avizoradas por ojos cansinos y rasgados...
a los que no hay que doblegar como obstáculos erizados,
sino consumar
en actos disipativos
para responder al infinitivo ¿cómo? de la
muerte
Empecinamiento con dìa de lluvia.
Estoy empecinado en llevar a cabo una sonrisa.
Pese a la lluvia resbalando en mis espejuelos, en mis gafas
en mis manos y en mis antebrazos,
me empecino en sonreir.
Pese a ese charco pisoteado por un carro
y que se alza en avalancha, como mil estornudos al unìsono,
sobre mì,
me empecina la idea de reir a gorgoteos.
Me empecina, con la risa,
el trauma de llegar tarde a la cita con sabor a polvo
y festejos en soslayos de sol y cloqueos de piedras hùmedas.
En balde se baten los cangrejos,
en balde la ballena escupe agua rielada de pez y salitre,
en balde la leche agrìa la mastitis de la vaca,
en balde el exterminio sistemàtico de las especies
no da a basto a los periòdicos,
en balde corrupciones y bocados de guerra no diluyen una
moral desueta,
en balde se infla la luna con la mirada de sueño
de los niños,
en balde la tarde y la empinada mano del dìa llevan
ascuas hacia el ocaso,
en balde, en balde tanto trajìn de probables usados
a medio caminar
ante mi estùpido empecinamiento de confeccionarme
una sonrisa
a la medida del letàrgico y frìo suceder de
esta lluvia sin estaciòn
que arrasa hasta el querer,
hasta el refugio del calor en tuètano,
hasta el ombligo de ocèanos que ya no avizoro ni
en las cuentas de almanaques
mundiales,
hasta en el regocijo que aturde y explaya la conciencia
aturdiendo aùn màs si aùn màs
explaya,
hasta ya no màs, por favor, !no màs!,
porque sigue cayendo esta lluvia sin estaciòn
como cae una piedra sobre la marquesina del invernàculo
del cielo
para que mi risa no pueda cristalizar
aunque sigo empecinado en sonreir.
Asepsia. Retrato (con perdòn
de los anti-retratistas y otras raleas) "doble"
de muchacha.
La muchacha era tan escèptica
que tenìa que pintarse las uñas
para poder arrancarse pedazos de carne de su rostro.
No se pintaba ùnicamente las uñas,
pues tambièn su cabello lo teñìa de
matices usurpados
al prisma de un loco calidoscopio
en el que estaban todos los tonos en un solo tono
pero al cual no podìa encontrar ella.
Ella se pintaba, se pintarrajeaba
blasfemando contra la belleza y contra el artificio,
y dudando con la màscara del escepticismo
entroncada en su variopinta paleta.
Ella se pintaba dudando de la asepsia y proclamando la mugre,
eso sì,
muy pulcramente!
La muchacha creìa firmemente en que dudaba
y a los que dudaban de ello los acusaba de jugar con las
palabras.
"Eso es un juego de palabras" ...como si el lenguaje
todo no jugase...
En todo caso,
la muchacha creìa firmemente en aquello que dudaba,
y aùn màs, creìa -como un pope- que
dudaba,
afincando con su duda en su mente
la crueldad y la insaciable humilllaciòn de los seres
humanos
por ellos mismos vejados.
Àngel
Àbreme una puerta,
àngel de infinito.
Àbreme de par en par
la gracia de un posible
apostado en un encuentro
sin blufar existencia
de jugadas referidas al azar.
Àbreme una puerta,
guardìa de un arco iris de dos polos a dos gotas,
redoblando un encuentro sin talla en sino alguno.
Asì tendrìa que ser,
milagro de azar abierto en tus puños antes que en
tus alas.
Asì tenìas que dar,
regateando un aleteo
sin revolotear concèntrico retorno (¿remissio?).
Àbreme, infinito,
sin toque de dios
ni mucho menos del demonio.
Ni bueno y ni malo.
Ni bueno y ni malo
y sì empapas en tu envite,
àngel del azar,
una suerte adversa que se rinde.
Ni pesimismo y ni optimismo.
Àbreme una suerte,
ley de vuelo,
para seguirte invocando como àngel.
Enfermedad al calor no dorando pìldora
Estoy condenado a una pìldora color rojo y azul.
Estoy condenado a un remedio
peor en su efecto (en retortijones) que el arsènico.
Estoy "muerto" pagando una condena
a seguir bebiendo un agua sinfin
para bajar mi pìldora rojiazul y retortijona.
Llevo una zanja en mi estòmago
ahìta de calores
y en cada una de las gradas de mi calor estomacal
una pìldora conjura, en vano, a mi malestar a hacerse
duraciòn.
El agua me hace daño
y esculca la zanja en mi estòmago molido.
Una clave suena allà en mis tripas
recelando un zurcido de malestares
bien pronto tejidos en la trama de mi psiquis.
Fuèse mi pìldora remedio
si mi estòmago no estrujase
el son del màs mìnimo àcido que lo
escoria.
Siento en mi estòmago
una pìldora color rojo y azul
que se condena a ser remedio
bregado en agua y zanja ahìtas de calores.
Te
debes a tu huida.
Roba moderadamente;
que el saqueo no guìe tu meditaciòn,
ni mucho menos tu acciòn.
Conforma tu razòn al azar equilibrador
y conjetura, sobre el picacho màs alto de tu fantasìa,
un simple forjado de complejos.
Roba pausadamente
como quien se mece en la tela de una araña
sobre el equilibrio perfecto de las caìdas que construyen
precipicios.
Roba racionando para tì
el pensamiento que màs calentura te provoque.
Paulatinamente tu imaginaciòn
te restituirà lo que es tuyo
favoreciendo tu equilibrio pautado en el vèrtigo.
Roba discretamente,
manteniendo un amor vertido en la casuìstica
y un avaro tentar la razòn de tu equilibrio.
Abandònate al dios del momento
si el momento no cobra rèditos:
guàrdate para tì el lanzarte a nuevos horizontes,
pero roba,
roba,
roba incesantemente,
para obligarte a huir.
Asì serà la huida tu ùnica identidad
con la que despojas la locura y te das pasiòn en
este mundo
descompuesto y en perpetuo desequilibrio.
Asimismo descubriràs que te debes a tu huida.
Pescador
de fortunas
Boto la pala a un lado,
no me sirve para impulsar mi esquife.
De frente, para ser franco,
no puedo singlar a ese mar de sangre.
Para ser franco
mi espalda secò un dolor àlgido
y en cuestiòn de zis-zàs
a mis manos en rictus
cincelaron dos programas de pèndulo inèditos.
Vehiculo una ola
desde su curva
arqueada en malecòn para mirar
un arco iris tendido entre una pleamar y una resaca.
Boto la pala que llevaba para excavar tesoros de conchas
marinas.
No me hace falta un hueco
para abrir,
con el sùmmum del oceàno azogado a un cristal
de sol y plata,
una ruta de cuños nuevos teclada por orìgen
en la teorìa evolutiva.
Para ser franco, no me hace falta tanta agua. Ni me sobra.
Tan sòlo me basta este ritmo de sol entre mi espalda
y mi mirada
que no se encuentran nunca sino en la sonrisa del oceàno
con el sol.
Hasta
Hasta que el sol se encurve en su rayo màs conspicuo
grabarè mi silencio en la hierba de los rìos
contaminados.
Hasta que el sol se jorobe entrando en la era de la borraduras
despacio coordinarè el murmullo
de todas las cabinas que quedan contiguas al silencio.
Hasta la fauce de una intriga
oirè los pasos de la penumbra
colaborando a crear una atmòsfera de ruinas.
Bogarè con ellos, los perdidos,
hasta tejer las tinieblas una a una
con una telaraña pescadora de los "demasiado"
adheridos a lo real.
Descamino oràculos y agueros
entreverados con gritos
en la pasiòn màs descabellada.
Otrora mil miradas he recorrido
ajeno de comprobrar la inquietud de los pàjaros llorando
su rama y su exilio.
Inquiero una llama gurgitada por la piedra de obsidiana
y recogiendo en la tècnica una promesa de lava y
limo
aherrojada a su imcuplimiento secular
por el grano y la espuma de la mente humana.
Hasta que vuelva el graznido de gaviotas
estarè, pie con pie,
dulcemente acantilado y rollizo de caliza
aùnando, silbo a silbo, la brisa de un rìo
perfumado con la catinga de la industria.
¿Estarè hasta? ¿Acantilado y rollizo?
¿Obrarè mi estar en una duraciòn suficiente?
¿Hasta què dirè lo que me sobra?
¿Aguanta mi levedad,
en provecho de durar,
al vigor de un tronco de àrbol arrojado a la raìz
de un remolino
y al vigor de un galope arrojado al sudor de los caminos
usurpados de sus brùjulas?
Sin polo erigido en bandera a seguir
yo harè caso de los augures
de aquel poeta que lanzò al cosmos su propio desafìo:
"La finitud es la posibilidad como crisis".
Hasta este tope, con el sufragio de la tierra expoliada,
su duraciòn comprueba la conciencia cuando en mì
vuelve a brotar la primavera.
Oscar
Barragán.
Ficha
del autor www.medicinayarte.com/libros-digitales/auditorio/jornadas/barragán.htm
Poema
publicado en www.medicinayarte.com/libros-digitales/auditorio/foro_poesia/barragan.htm
Resonancias
poéticas http://www.medicinayarte.com/libros-digitales/guattari//foro/resonancias.htm
Esquizoanalisis
y el foro www.medicinayarte.com/libros-digitales/guattari/foro/esquizoanalisis_y_el_foro.htm
Adhesiones:
http://www.medicinayarte.com/libros-digitales/auditorio/adhesiones.htm
Comentarios:
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