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Primeras
Jornadas de Esquizoanalisis - 2004 - Coord.
Stella Maris Angel Villegas
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de presentación |
Redactora
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Historia |
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Primeras
Jornadas Virtuales de Esquizoanalisis - 2004
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Stella
Maris Angel Villegas
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Máquina Expositora Real
Ensayistas deleuzianos
¡QUE VIVA LA MÚSICA ! : LA ESCRITURA DESDE ABAJO
por
Adriana
Hernández
Argumento
María del Carmen Huertas, es una adolescente del barrio Versalles,
punto exclusivo del norte de Cali, Valle. Ha iniciado incursiones nocturnas en
griles, y descuida los estudios en el colegio y las labores extracurriculares
como leer El Capital de Marx con dos amigos. Un día cualquiera sale de su casa
acompañada por Ricardito "el miserable", amigo de infancia. Sigue el
trayecto a pie escuchando música con otros amigos " la gallada", que
se dirigen a una de las tres fiestas de esa noche. Llega a la fiesta del flaco
Florez y conoce a Leopoldo Bloom, un norteamericano con propiedades en Cali.
En la fiesta, al lado de
Ricardito, descubre los cadáveres insepultos de los padres del flaco Florez,
asesinados por él. Esto en principio le impresiona y se deprime. Gracias a estas circunstancias,
busca al guitarrista norteamericano, y sale con él y con Maríangela, otra amiga
del "nortecito" , en casa de la última prueba barbitúricos, que
trastocan su percepción de la realidad, lo único que quiere en adelante es la
cultura del rock y la droga, Despierta
a la sexualidad.
Abandona su clase y su familia,
y comienza su vida nocturna (NORTE). Después de sentir que estas fiestas son
demasiado decadentes, abandona a Leopoldo, y avanza hacia el sur, entra a una
fiesta, donde baila salsa y conoce a tres voleibolistas, queda fascinada por la
salsa. Entran a una fiesta donde escuchan rock, gritan contra la penetración
cultural yankee. Sale, tiene relaciones sexuales con los tres deportistas. Vive
siete días de rumba, prueba pepas y
escucha salsa. Luego los abandona,( sigue adentrándose en el SUR) y conoce a un
disyokey y todo lo relacionado con la salsa, sufre por la enfermedad y los
recuerdos de Rubén quien no se perdona, el no haber estado lúcido para recordar
el momento de su encuentro con Richi Ray y Bobby Cruz en un concierto muy
importante. Estando con Rubén en una fiesta, conoce a Bárbaro, un ladrón, cuyas
víctimas favoritas son los extranjeros. María del Carmen acompaña a Bárbaro en
sus incursiones en una de ellas es testigo de dos muertes, la de un gringo,
brutalmente acuchillado por su amante y la del mismo agresor que en su furia se
golpea contra un gran árbol y muere. María del Carmen huye con María Bayo, (se
insinúa una experiencia homosexual), la puertorriqueña que acompañaba al gringo
en la búsqueda de Hongos en el Valle del Renegado, huyen hacia una cabaña,
propiedad de un extraño personaje, Julián quien decidió acabar sus días en una cabaña en la montaña, recibe allí
muchos visitantes. Es en este lugar donde la protagonista lee las notas
de las personas que estuvieron allí, . Posteriormente vuelve a la ciudad, deja
ir a María Bayo, imagina su soledad. Abandona el sur, consigue un cuarto en el
centro, se prostituye, recibe antiguos amigos y clientes a quienes consuela.
Termina de escribir los manuscritos que son la novela.(CENTRO).
LA NOVELA :
¡Que viva la música! es la primera
novela del escritor caleño Andrés Caicedo (1951-1977), editada en el año de
1977, por el Instituto Colombiano de Cultura. La fecha también corresponde a la
muerte del autor. La novela ha sido reeditada por otras editoriales, como Plaza
y Janés, Oveja Negra, Editorial Andes, entre otras. Al mismo tiempo, han sido publicados parte de los cuentos y una
novela inconclusa "Noche sin fortuna, en la selección realizada por Luis
Ospina y Sandro Romero denominada Destinitos
fatales. Además, existen otras publicaciones en varias revistas culturales y en el archivo personal del autor,
estas últimas en proceso de revisión por parte de sus amigos más cercanos Luis
Ospina y Sandro Romero.
En este texto se le propone al lector
una mirada general desde la lectura y el
análisis sociológico de la novela ¡Qué
viva la música!. Una propuesta estética diferente, que surge en el campo de la novela colombiana en los
años setenta. La novela elabora una modelización nueva a nivel de las formas[1]
y de la visión de mundo. Estéticamente aparece en el campo literario conformado
por novelistas con búsquedas diversas como: Fanny Buitrago, Gustavo Alvarez
Gardeazabal, Manuel Mejía Vallejo, Flor Romero, Plinio Apuleyo Mendoza. Voces
muy importantes al lado de Gabriel García Márquez, quien ocupa uno de los
lugares centrales del campo literario colombiano.
La novela ¡Que viva la música! corresponde
a la obra de un creador joven que influenciado por modelos de la narrativa
universal como Poe, Lovercraft, Melville, Vargas Llosa, Cortázar, entre otros;
decide fundamentar una escritura, novedosa en varios sentidos : en primer
lugar, la ruptura de la sintaxis a nivel de uso de la lengua narrativa que trae implicaciones ideológicas y estéticas.
Fragmentar el lenguaje es fragmentar la cultura oficial y desmitificar sus
relatos, sus imágenes, es decir, la autoconciencia autoral quiere aunar a las
funciones del lenguaje en la narrativa, una función reflexiva y crítica acerca
del mundo desde la novela; en segundo
lugar, el uso del discurso oral, llevado a la escritura, constituye una
transcodificación con implicaciones muy
profundas a nivel narrativo e ideológico, debido a que legitima una visión particular del mundo
correspondiente a una escritura desde
abajo, las voces que surgen de la marginalidad, en este caso la voz de una
mujer quien cuenta su propia historia non sancta. En ello se evidencia, la toma de posición de Andrés
Caicedo, dentro del campo de la novela
colombiana de los años setenta, caracterizada por tres grandes
manifestaciones : La literatura de denuncia que cuestiona la violencia en Colombia y América, La literatura marginal: escritura femenina
y otras voces no oficiales, y la
literatura del realismo mágico y maravilloso, entre otras posiciones.
La toma de posición del autor
se expresa en la novela a través de una serie de elementos
estructurantes y no simplemente paratextuales como el uso de una voz femenina,
de la música : el rock y la salsa, la
aparición de personajes marginales, el recurso al mundo de los
alucinógenos, la violencia y la muerte. Es decir,
Andrés Caicedo reacciona contra
uno de los ideologemas[2] modelizados y legitimados tanto en la
literatura de América, como en el panorama de la literatura colombiana: América como maravilla, como mundo al revés.
Quimera donde se satisfacen los apetitos, Arcadia para los intelectuales. La
desmitificación de esta forma de ver a América a través del discurso se realiza
como reacción contra un tipo de literatura, la del realismo maravilloso[3] y mágico[4]
que dominaba tanto a lectores como "escritores" por su
espectacularidad, y novedad, una de las características fundamentales de la
estética modelizada en las obras de García Márquez.
Lo afirmado implica una toma de
posición muy fuerte en el campo
literario colombiano, cuando la estética está en absoluta coherencia con
la ética se remarca la "imposición"
de un concepto distinto del decir y lo
dicho en la literatura por tanto, de su valor estético-ideológico en la
historia de la cultura. Para este
tipo de conciencia estética es
importante el dominio de la ironía desmitificadora como instrumento narrativo
que va hilando el sentido de la novela para relativizar el concepto de historia
y desenmascarar las versiones oficiales de misma : Y
Juan Ladrillo al amparo de un moral silvestre de Castilla, dándole vuelta a las
razones poderosas con base en las cuales fundó, entre ciénagas y maleza mortal y frente a un mar maldito, el puerto de
Buenaventura: Pascual de Andagoya apresándolo y enviándolo hecho un sólo
grillete a presencia del muy alto señor don Felipe, príncipe de las españas y
de las etcéteras: Sebastián de Belalcazar obligando a siete familias a
habitar el pueblo designado, las siete murieron de abrumación, zancudo y pegote negro
a los siete meses y otras siete
familias las reemplazaron. P. 231
A diferencia de García Márquez que
privilegiaba la frase de Conrad, a manera de paráfrasis : para que
buscarle fantasía a la realidad, la realidad de por sí es fantástica, donde la
realidad en sí tiene la magia propia
que sólo podrá develar el artista. Andrés Caicedo parte de otro concepto: la
realidad sólo existe en la literatura, es en ella solamente, donde puede
escribirse la memoria y la conciencia histórica: "que nadie exista si
yo no le doy el pase, el consentimiento, que se pulvericen apenitas el lector
voltee la página. El personaje no existe si yo no le rindo mis favores"*
pag.198.
El concepto de realidad para Andrés Caicedo implica la
fragmentación. No alude a lo universal y literaria o a la totalidad de la
historia, o del mito, como sucede en CIEN AÑOS DE SOLEDAD.(1967). La misma elección de la narradora en primera
persona, la voz de una muchacha del "nortecito" convertida en
prostituta es una voz marginal, una
presencia cotidiana ; focaliza y conoce el mundo fuera de los
metarrelatos, abandonados gracias al desclasamiento. La visión vitalista triunfa en contra de las convenciones
sociales. Desde el carpe diem, se
construye una historia cotidiana del
cuerpo en la novela.
Lo particular se establece y se
legitima a través de la voz de la protagonista quien estructura el texto, con todas las
implicaciones estéticas e ideológicas que esto define. Al fragmentarse la
realidad de la protagonista se rompe la sintaxis, se reordena el lenguaje, se
reordena la escritura, hay una presencia de espíritu iconoclasta, en dos
sentidos : contra las leyes oficiales del lenguaje, la gramática, el
correctismo y contra las imágenes de la historia a las cuales destrona y
desmitifica[5]: Sebastián de Belalcazar, Pascual de
Andagoya. Continuando la explicación,
la no linealidad, permite la presencia del
recurso a una metaliteratura, como el informe siquíatrico, el cartel, los
títulos y letras de canciones,
usados pragmáticamente para dar efecto de realidad. La narración de la
historia es fragmentada. Esta estructura la da, el hecho mismo de la retrospección
que hace la narradora María del Carmen Huertas, quien termina de escribir la
novela, en el mismo instante, en que el lector termina la lectura. La
enunciación narrativa es simultánea con el final de la historia y el final de
la lectura ; esta coexistencia de tiempos es uno de los logros estéticos
que quieren traducir, la fragmentación
y la simultaneidad de la realidad convertida en literatura. Estas marcas se
ejemplifican muy bien en las llamadas
constantes al lector : Tú enrúmbate y después derrúmbate. Échale de
todo a la olla que producirá la salsa
de tu confusión. Ahora me voy, dejando un reguero de tinta sobre
este manuscrito. Hay fuego en el
23. María del Carmen Huertas (
A. C). Los ángeles- Cali, Marzo de 1973-Diciembre de 1974. P. 257.
¿En el orden del sentido cuál es
la consecuencia dentro del marco relacional de lo
estético/formal e ideológico cultural[6]?
Quizás la imposibilidad del conocimiento, de una verdad filosófica como ética,
o unas soluciones vitales fuera del arte. Talvez estos son los síntomas que
reflejan el malestar de una época y la desesperanza de una generación. La respuesta que nos brinda María del Carmen Huertas, es la opción a la
vida, con un vitalismo decadente y la opción por la escritura que en momentos
la hace doble de la conciencia de
Andrés Caicedo. Todo lo anterior,
define una estética literaria fundada en el deseo de hacer real la literatura y literaturizar la
realidad. En su obra Andrés Caicedo,
transforma el espacio urbano real de Cali, se transforme en el espacio infinito de la
ficción hasta el punto de aparecer el mar dentro de la ciudad, en una imagen de
sueño.
En ¡Que
viva la música! el espacio estructura el desarrollo de las acciones de la
obra, refleja el estado de cosas de esa realidad, los tipos de cultura, las
relaciones entre las clases sociales, el modo de vida, la actitud ante la historia y el progreso.
Esto ocasiona la presencia de dos elementos contradictorios en el espacio: el
norte y el sur, con mediación final del
centro, como umbral donde de multiplica el horizonte de la visión y la
reflexión de la protagonista. Dos
movimientos que constantemente se desarrollan en la obra. En esta idea subyace
un apremiante deseo de hacer de la escritura, la memoria misma, de rescatar lo
que podría perderse, lo marginal ( la voz femenina, las voces y acciones de los
del sur, la decadencia ética de los del norte, el mundo de los alucinógenos) y
todas las consecuencias que traen en la cultura la presencia, de estos
fenómenos al margen de lo oficial. Lo anterior es un argumento para afirmar que
todos los personajes de ¡Que viva la
música! estructuran unas relaciones particularmente contradictorias con el
poder, con la cultura, con la literatura, con la sociedad, relaciones de clase
y de ideología. El espacio ficcional de la novela es reflejo del campo del
poder y de la cultura, como lo es la
Educación sentimental de Gustav Flaubert, al decir, de Piere Bourdieu.[7]
¿AL ENCUENTRO DE
SI MISMO ?
María del Carmen Huertas como
personaje principal se constituye en la voz principal, en este sentido, es
narradora protagonista. Es focalizadora interna y externa[8]
En ella se sostiene el punto de vista ideológico, representa la apuesta a un
"vitalismo irracional" [9]
surgido paradójicamente de su desencanto gradual acerca de las reglas impuestas por su sociedad y el estado de
cosas de su clase - en la obra
narrativa de Andrés Caicedo, - este elemento es reiterativo, es leif motiv - en
su aislamiento, en la alienacion a las convenciones y el esnobismo, tanto
material, como intelectual. En ella es constante la búsqueda del cambio,
causante en toda la obra de una especie
de náusea contra todo aquello que la
sujeta. De ahí el abandono de toda seguridad ( abandono de sus amantes) y la
negación absoluta al establecimiento de una relación sólida. En ella es claro
el afán de individualismo, llegando al
extremo de denominarlo "desclasamiento" : en la novela se
preguntan ¿Cómo se mete de puta una
ex-alumna del Liceo Belalcazar ?. El abandono de las reglas de la sociedad, hace que los
intereses propios, sean el paso
cualitativo a la elección de sí misma. La posición de María del Carmen es un
olvido repentino del concepto de mundo - como sistema u orden establecido por
una comunidad -, un modelo moderno deslegitimado y decadente, donde las
libertades individuales se sacrifican a las colectivas, un modelo inapropiado y
alienante, el mundo es más grande que
ella, no la hace trágica a la manera clásica, sino un personaje que busca el
acomodo absoluto a las leyes de su alma. Esta posición radical, es la opción
por la vida, vivida absolutamente a través del amor a unas raíces encontradas
en la marginalidad y sus culturas :
la música salsa, el baile, el disfrute tanto de la belleza como de la
violencia : Tener ante mi semejante
belleza, indefensa ya, hizo despiadada mi sonrisa, y me permití punticas de
navaja allí donde antes había asentado la punta del dedo. P. 221.
Esa conciencia de alguna forma es
dionisíaca en términos nietzscheanos. En este sentido, el tipo de tragedia que
identifica a María del Carmen es la que legitima Nietzsche : la tragedia
es la elección de la voluntad de llevar la vida hasta los últimos extremos, la
llamada específica al lector adolescente confirma todo lo dicho: Que
nadie sepa tu nombre y que nadie amparo te dé,
tú no te detengas ante ningun reto . Y no pases a formar parte de ningún
gremio. Que nunca te puedan definir, ni encasillar. P.. 253 y/o Todo
es tuyo. A todo tienes derecho y cóbralo caro . P. 254 y/o No
acceda al arrepentimiento ni a la envidia,
ni al arribismo social. Es preferible bajar, desclasarse; alcanzar el
término de una carrera que no conoció
el esplendor, la anónima decadencia. P. 255.
La protagonista proclama su
inmortalidad en la elección de su ser: qué
bajo pero qué rico, no me importa servir de chivo expiatorio, yo estoy más allá
de todo juicio y salgo divina, fabulosa en cada foto. Fuerzas tengo. Yo me he
puesto un nombre : SIEMPREVIVA
De lo anterior de colige que el
radicalismo de la opción por la individualidad se extrema, en el cambio de
nombre: SIEMPREVIVA. Ahora bien, teniendo en cuenta la categoría del
personaje-idea, [10] quien
introduce una posición ideológica concreta, y la legitima en el transcurso de su desarrollo accional, podemos
afirmar, que la visión de María del Carmen corresponde a la autoconciencia de
Andrés Caicedo; entonces la formula generadora de sentido es la
escritura desde abajo, hay muchas
marcas que lo confirman :
·
Las iniciales de (A. C). Al lado del
nombre de María del Carmen Huertas, que firma el manuscrito al final.
·
La elección de un discurso directo, en
primera persona que mimetiza la voz del autor, a la manera de un desdoblamiento
que deja pasar sin intermediarios la ideología.
Finalmente, este breve texto, quiere invitar a la lectura y relectura de
la obra de Andrés Caicedo. En el fondo es otro comienzo del homenaje ininterrumpido de mi generación.
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[1] Mijail Bartin. Ver bibliografía general.
[2] Chiampi Irlemar.
[3] Carpentier Alejo. Prólogo al Siglo de las luces.
[4] Ibid.cit. 1
[5] Bajtin, Mijail.
[6] BAJTIN, Mijail. Estética de la creación verbal. Traducción de Tatiana Bubnova. Siglo XXI, Mèxico. 1986.
[7] Piere Bourdieu. Las reglas del arte.
[8] Se usa la definiciòn de Mieck Bald
[9] Según Jorge Ochoa.
[10] Término de Mijail Bajtin.
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Ficha de la autora: www.medicinayarte.com/libros-digitales/auditorio/jornadas/hernandez.htm Ensayo publicado en www.medicinayarte.com/libros-digitales/auditorio/ensayo/hernandez_caicedo.htm Resonancias poéticas http://www.medicinayarte.com/libros-digitales/guattari//foro/resonancias.htm Adhesiones: http://www.medicinayarte.com/libros-digitales/auditorio/adhesiones.htm Comentarios: dirigirse a medicinayarte@hotmail.com
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