Anti-Edipo y Mil
mesetas. 03/10/2003
Los códigos. El
capitalismo. Los flujos. Descodificación de los flujos. Capitalismo y
esquizofrenia. El psicoanálisis.
¿Qué pasa sobre el cuerpo de
una sociedad? Flujos, siempre flujos, y una persona siempre es un corte de
flujo. Una persona, es un punto de partida para una producción de flujos, un
punto de llegada para una recepción de flujos, de flujos de todo tipo; o bien
una intersección de muchos flujos.
Si una persona tiene
cabellos, esos cabellos pueden atravesar muchas etapas: el peinado de la joven
no es el mismo que el de la mujer casada, no es el mismo que el de la viuda: hay
todo un código del peinado. La persona ¿En tanto que qué lleva esos cabellos? Se
presenta típicamente como interceptora con relación a los flujos de cabellos que
van más allá, y más allá su caso y sus flujos de cabellos están ellos mismos
codificados según códigos muy diferentes: código de la viuda, código de la
joven, código de la mujer casada, etc. Finalmente ese es siempre el problema
esencial de la codificación y de la territorialización, codificar los flujos
con, y como medio fundamental: marcar a las personas, (porque las personas están
en la intersección y el corte de los flujos, las personas existen en los puntos
de corte de los flujos).
Pero, entonces, más que para
marcar a las personas -marcar a las personas es el medio aparente-, lo es para
la función más profunda, a saber: una sociedad solo le teme a una cosa: el
torrente; no le teme al vacío, no le teme a la penuria, a la rareza. Sobre ella,
sobre su cuerpo social, algo chorrea y no se sabe qué es, algo chorrea y no está
codificado, al igual que, con relación a esta sociedad, aparece como no
codificable. Algo que chorrea y que arrastra a esta sociedad en una especie de
desterritorialización, que hace disolver la tierra sobre la que se instala:
entonces es el drama. Encontramos algo que se derrumba y que no se sabe lo que
es, no responde a ningún código, rompe el campo bajo los códigos; y también es
verdad, en este sentido, para el capitalismo, que cree, desde hace mucho tiempo,
haber asegurado por siempre los simili-códigos. Es lo que se llama la famosa
potencia de recuperación en el capitalismo -se dice recuperado cada vez que algo
parece escapársele, parece pasar por debajo de esos simili-códigos; retampona
todo, añade un axioma de más y la máquina vuelve a partir; piensen en el
capitalismo del siglo XIX: ve manar un polo de flujo que es, literalmente, el
flujo, el flujo de trabajadores, el flujo del proletariado; y bien, ¿qué es lo
que fluye, lo que mana desagradablemente y arrastra nuestra tierra, a dónde va?
Los pensadores del siglo XIX tienen una reacción muy rara, principalmente la
escuela histórica francesa: es la primera en haber pensado al siglo XIX en
términos de clases, inventan la noción teórica de clases y la inventan
precisamente como una pieza esencial del código capitalista, a saber: la
legitimidad del capitalismo viene de esto: la victoria de la burguesía como
clase contra la aristocracia.
El sistema que aparece en
Saint Simon, A. Thierry, E. Quinet, es la toma de conciencia radical de la
burguesía como clase y ellos interpretan toda la historia como lucha de clases,
es la escuela histórica burguesa del siglo XIX: 1789, si, es la lucha de clases,
se enceguecen cuando ven fluir en la superficie actual del cuerpo social, ese
extraño flujo que no conocen, el flujo proletariado. No es posible la idea de
que sea una clase, no lo es en ese momento. El día en que el capitalismo ya no
pudo negar que el proletariado fuera una clase, ese día coincidió con el momento
en que, en su cabeza, encontró el momento para recodificarlo enteramente. ¿Qué
es eso que se llama la potencia de recuperación del capitalismo?
Y es que el capitalismo
dispone de una especie de axiomática, dispone entonces de algo nuevo que no se
conocía. Y esta es, como sucede con todas las axiomáticas, una axiomática, al
límite, no saturable; lista para añadir siempre un axioma de más que hace que
todo vuelva a funcionar.
Cuando el capitalismo ya no
puede negar que el proletariado sea una clase, entonces llega a reconocer una
especie de bipolaridad de clase, bajo la influencia de las luchas obreras en el
siglo XIX, y bajo la influencia de la revolución. Ese momento es
extraordinariamente ambiguo, pues es un momento importante en la lucha
revolucionaria, pero también es un momento esencial en la recuperación
capitalista: yo te elaboro un axioma adicional, te hago los axiomas para la
clase obrera y para la potencia sindical que la representa; y la máquina
capitalista vuelve a partir chirriando, ha colmado la brecha. En otros términos,
para todos los cuerpos de una sociedad lo esencial es impedir que sobre ella,
sobre sus espaldas, sobre su cuerpo, fluyan flujos que ella no pueda codificar y
a los cuales no les pueda asignar una territorialidad.
Una sociedad puede codificar
la pobreza, la penuria, el hambre; lo que no puede codificar, es cuándo aparece
esa cosa, entonces se dice: ¡¿qué es esa gente?! Entonces, en un primer momento,
se agita el aparato represivo, si no se los puede codificar, se intenta
aniquilarlos. En un segundo momento, se intenta encontrar nuevos axiomas que
permitan, bien que mal, recodificarlos.
Un cuerpo social, se define
así: perpetuamente las cosas, los flujos chorreando sobre el, chorreando de un
polo a otro, y perpetuamente codificando; y hay flujos que escapan a los
códigos, y después hay un esfuerzo social para recuperarlos, para
axiomatizarlos, para rehacer un poco el código, a fin de darle un lugar a flujos
tan peligrosos; y todo a la vez. Hay gente joven que no responde a los códigos,
empiezan a tener un flujo de cabello que no estaba previsto, ¿qué se hará con
ellos? Se intenta recodificarlos, añadiendo un axioma, se intenta recuperarlos,
o bien hay algo más allá, que continua no dejándose codificar, ¿entonces qué?