lo ininterrumpido, lo incesante, un escalofrío y acto seguido un murmullo, no un murmullo sino una palabra, y no una palabra cualquiera, sino distinta, justa, a mi alcance
gritos, corredores que desembocan en nuevos corredores donde, por la noche, resuenan, más allá del sueño, las voces apagadas de los que hablan, la tos de los enfermos, el estertor de los moribundos, el aliento entrecortado de aquel que no acaba nunca de morirse; habitación más larga que ancha, estrecha como un túnel, donde la distancia y la proximidad, – la proximidad del olvido, la distancia de la espera- se acortan y se ensanchan indefinidamente.
FOUCAULT, Michel. El Pensamiento del afuera. Cap. p107. III. Reflexión, ficción. . Ed Arcis 1966
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